miércoles, 6 de julio de 2011

SANAR UN CORAZÓN ROTO.




                                             SANAR UN CORAZÓN ROTO.

¿Hay esperanza para sanar un corazón roto? Algo o alguien acaban de romper tu corazón. Estabas desprevenido ante una traición, un comportamiento horrible o la pérdida de un ser amado. De repente sientes como si hubieses perdido toda esperanza…puedes sentir un dolor físico en tu pecho que te deja herido y asustado. ¿Qué esperanza tienes de recuperarte o de descubrir qué terminara con este sufrimiento?
Todos sabemos que las emociones son parte vital de lo que somos. A pesar de ello, no podemos entender por qué se necesita tanto tiempo para sanar las heridas emocionales. Nunca sacaríamos el yeso de un hueso roto o retiraríamos las suturas de una herida en la piel hasta que estuviesen completamente curados. Debemos entender que una sanación emocional completa requiere tiempo
Había una vez un joven que proclamó tener el más hermoso e intachable corazón.Un viejo le desafió.
La multitud miró al corazón del anciano.El corazón le latía fuertemente, pero estaba lleno de cicatrices.
Algunas partes le habían sido retiradas y otras le habían sido puestas, pero no quedaban del todo bien.
El anciano miró al joven: “Nunca cambiaría mi corazón por el tuyo”.Cada cicatriz representa una persona a la que le he dado mi amor.
Me he sacado un pedazo y se lo he entregado a ellos.
A veces me daban una pieza de su roto corazón, la cual añadía al mío. Cuando la persona no correspondía a mi amor, quedaba un doloroso agujero.Esos agujeros permanecen abiertos, recordándome que yo amé a esas personas.
Es posible que algún día ellos regresen y llenen ese espacio”.Nadie escogería tener un corazón roto
.La agonía y el tiempo de restauración son insoportables.Sin embargo, hay alguien que tiene un corazón intachable y ha elegido tenerlo roto.




Médicamente, cuando un corazón se rompe, brota agua de él (Juan 19:33-34).
De todas las formas posibles, Jesús experimentó un corazón roto.
Él entiende la traición, la tentación y la pérdida (Isaías 53:3; Lucas 22:33-34; Mateo
14:10-13).
Él es nuestro consolador, consejero y compañero, que llena los espacios vacíos de nuestro corazón.
El libro de Salmos ofrece gran consuelo cuando se está viviendo un largo período
emocional de tristeza, miedo y dolor.
“Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas” (Salmos 147:3).

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